viernes, 25 de noviembre de 2011

METEMPSICOSIS


El tiempo gris naufraga en el silencio
y esta es la piedra con que amanso al mundo
pongo este dolor incierto a romper cabezas
mientras el infierno claro y transparente me golpea.

Así de lento como el olvido llega
el corazón se ubica a la derecha de la boca
y va moldeando a gritos una caverna
donde persigue sus palabras hasta la demencia.
 
Nada viene en auxilio de la muerte
nada salvo el grito, el segundo, el mecanismo.
desde antes de la mente y el latido
Vómito de roca hecha organismo
luz y mierda que rellena el mundo
la embriaguez, el suicidio, el delirio.

Leonel Juracan (Libro inedito)

sábado, 22 de octubre de 2011

DETRÁS DE LA PUERTA: Monólogo de Gerardo Del Cid.

Cuando acababa de llegar a la noble, honorable y lejana Ciudad Vieja me divertía leyendo, o viendo jugar pelota a todos los muchachos y muchachas que salían de clases, sentado en una banca podía ver desde ahí, también el hermoso volcán de Agua que se alzaba casi irreal sobre las casitas de colores. 
Pero acá, en Urbanos Café, a unos pasos de la Municipalidad y la Catedral, hago una entrevista a Gerardo del Cid, a quien conocí primero por su cocina, pues prepara los únicos sándwich verdaderamente gourmet de este sitio, luego por la conversación sobre libros y su entusiasmo por la poesía. Me enseñó casi al mismo tiempo que intercambiábamos libros de Brice Echenique o Franz Kafka, su monólogo que aún corregía en esa oportunidad. Hay otras cosas en la poesía de Gerardo, la búsqueda insolente por seducir con la palabra y la conciencia casi intuitiva de cerrar círculos. Es una poesía imantada con Cardoza y Aragón a quien Gerardo recita con verdadera felicidad y orgullo. El brujo en esta ocasión es Gerardo que se atrevió a conjurar sus demonios en las tablas. Hoy sábado 22 de octubre a las 19:00horas en el centro Cultural el Sitio, presentará una obra que tiene que ver con una puerta, una cama, algunos utensilios domésticos y el mismo interpretando a una pareja, créalo o no acá está la entrevista:


LESTER: ¿Qué símbolo le das a la puerta?
GERARDO: Símbolo de mucho morbo, porque es lo que separa esa realidad de la otra realidad. En todos está el morbo y siempre hay esa posibilidad de imaginar. Por la experiencia también pensé en España, yo imaginé lo que había detrás de la puerta y quise revelar lo que ocurría del otro lado de la puerta, detrás, afuera.
LESTER: ¿En que parte hay algo referente a Cardoza en tu monólogo?
GERARDO: En el lenguaje, creo que he sido ayudado o influenciado mucho por Cardoza.
LESTER: ¿Cuánto tiempo dura la obra?
GERARDO: Cuarenta minutos y hay dos fondos musicales que me gustan mucho, En la ciudad de la furia de Soda Estéreo y el flamenco romántico.
LESTER: Bueno, yo leí la obra. ¿Por qué interpretar a dos personajes?
GERARDO: Fue algo muy extraño, primero era una obra de teatro, luego fue un monologo y luego pensé en el lugar del otro, son personajes individuales pero al mismo tiempo son papeles que te hacen pensar y reaccionar al ver como se desdoblan.

Gerardo es el encargado de café Urbanos. Ahora mismo se prepara una hamburguesa que lleva mayonesa hecha en su propia casa, con ingredientes naturales todos. Llega hasta donde estoy, una mesa pequeña donde se puede disfrutar de la vista al parque, más allá se ve una camioneta que seguramente llega de Alotenango y va para la Antigua y seguramente eso grita inaudible hasta acá. Gerardo nació en Jocotenango, junto con su familia se movieron a Ciudad Vieja. Por azares de la vida se fue a España a la ciudad de Girona según me contó y luego de unos años regreso a su Itaca, esta ciudad de pan y circo, como aquel le llama.
LESTER: ¿Donde empezaste a escribir este texto?
GERARDO: En el aeropuerto de Prat, en Barcelona.
LESTER: ¿Qué tiene que ver la cocina con la poesía?
GERARDO: Buena pregunta porque es el sumo placer de combinar ingredientes.
LESTER: ¿Cuál es tu posición política?
GERARDO: Socialista, creo que me gusto mucho el socialismo español.
LESTER: ¿Por qué presentarla en el Centro Cultural el Sitio?
GERARDO: Es el inicio de todo, Antigua, el único café teatro que hay, además parte de mi alma y las visiones de la razón de la obra existen ahí
LESTER: ¿Algún consejo para interpretar claramente una relación de pareja?
GERARDO: El poder de la palabra es el que seduce… el que nos seduce y, hay que darle vacaciones a la razón.

El buen café de Antigua. El volcán de Agua, las luces de lava del volcán de Fuego en esas noches bucólicas en las que camino para casa con tres hojitas de mi puño y letra que ya no logro leer en la oscuridad y que ahora mismo transcribo en esta vieja Averatec. No se les olvide llegar al sitio acá la dirección exacta.
Proyecto Cultural El Sitio 5ta calle poniente No15 Antigua Guatemala.

lunes, 19 de septiembre de 2011

CONSTRUYENDO CASTILLOS DE HIDRATADA ARENA

Un amigo me pidió -o me puso el desafió- de escribir algo sobre Cardoza, para lo cual debo de persignarme para no cometer una herejía y si la cometo pues ya tengo el perdón por adelantado.




Mitificar un mito, interpretar las palabras a través de los silencios suspensivos , encaminarme hacìa un universo de posibilidades por medio de la Vía Láctea de los Mayas , encontrarle el valor a las sandalias rotas , escribir -o no - mis propias santas escrituras, pensar y disfrutar pensando en la ropa interior de las bailarinas, escribir lo que me salga de lo huevos , dudar si fui yo quien le dio la esponja con vinagre al moribundo de la colina en llamas, , hablar con la zozobra de mi espanto.
Él se comió los calendarios, Cardoza es una mentira de los dioses, él conoce a los dioses, Cardoza inventó a los dioses.
Es prácticamente imposible -a mi parecer- no tener una visión caleidoscópica de la vida en toda su dimensión después de haber leído a Cardoza, quien no la tiene considero que no lo ha leído.
La palabra esperanza acompaña a las letras de Don Luis, el navega en barcos de papel por un Rio, rio que desemboca en un océano de realidades o de ficciones, da igual, al final él es el creador de las dos, cualquier camino que tomemos lo encontraremos a la vuelta de la esquina con un costal de preguntas sin respuestas.
La ciudad estática y perversa, símbolo de belleza pasajera, es aquí donde nació el niño de excesivos años, el joven meditabundo, el chamán de las imágenes, el sumo pontífice de las palabras, el arquetipo del imaginario.
Viendo romper al viento las formas de las nubes del cielo antigüeño, dejando únicamente unas fugases imágenes de lo que fue, comprendí que intentar descifrar a Cardoza es romper el hilo conductor de toda una memoria de infancia que es y que perdura, como lo hace él en mi mente y en mis torpes letras.
Nunca antes había sufrido tantos exorcismos como los que he tenido leyendo a Cardoza, me a hecho afrontar mis fantasmas que provienen del infierno de mi memoria y mis más impuros deseos.



Gerardo García Del Cid
poeta gastronómico
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miércoles, 27 de julio de 2011

TRIBUTO A BUKOWSKI

Mi última lectura del año en la capital de Guatemala sólo podía ser en la Alianza Francesa.  Llegué tarde, con un litro de cerveza y un octavo de quezalteca guardado en el maletín de mi laptop. Ni un centavo en la bolsa más que el gusto por saber que iba a pasar. Sin vergüenza, sin miedo, pero con el amor a flor de piel por uno de los fenómenos que siempre me van a conmover: la poesía incierta de esos que se creen magos o relatores de inventos. Estaban algunos a media luz, bebiendo del buen vino de la Alianza. Me pareció hasta una indiscreción entrar sin apoyar su silencio, soy caribeño y como tal llevo el grito y el relajo en las manos y en la boca. Pero nada. Saqué los poemas y di las gracias, quien no va decir que me disculpe tres veces y luego vámonos. La lectura en boca de mujeres, eso era lo que quería bukowski creo yo, porque llegaron sólo las elegidas: Anna Cosenza novia de Pablo Bromo; Numa, ahora ya bien conocida en el medio y deslumbrándonos con un poema bizarro que era un relato bastante intenso; Edna Sandoval con unas botas de taquicardia y una boca roja y violenta y perfecta, que descargó los poemas más breves y precisos de la noche. Me gusto mucho la intervención de Marcia de la Cruz que fue eléctrica y expectante: acababa de sufrir un asalto. Sandra Pereira, tengo que relatarlo, me dijo: creo que te van a linchar. Luego de todo yo seguía sin sacar mi litro y Marcia creo que vio a través de mí la sed de humo porque me llevó afuera y encendimos un porro. Yo convide de los ocho cigarrillos huérfanos que llevaba en la bolsa y seguimos platicando de la vida que nos damos. Marcia me halaga, dice que soy impredecible y yo creyendo que estaba completamente solo y loco viviendo en un pueblo donde ni conozco a la gente con la que vivo. Sandra Pereira, con esa habilidad para la reflexión llegó a contarnos algo del escenario.
-          Lester es el único que mete veinte nombres en un evento y sólo para saber quién llega realmente después de todo.
-          En realidad algunos de los nombres están puestos por diversión, nunca le dije nada a Simón Pedroza o a Maya Cu, sin embargo creí que iban a ver sus nombres por algún lado.
-          Pero me contaron que llegaste a una lectura completa y tenazmente ebrio.
-          La gente del medio sólo miran lo de adentro, por fuera iba muy limpio.
 Sandra iba audaz (si me permite y no se enoja), era como si hubiera ido primero al salón antes de llegar. Es elegante en un sentido oral. Bueno, la verdad de todo es que necesitaba ir a la zona uno y ella iba también para aquellos rumbos. Pero antes pasó algo singular. Me leyó, así de frente un poema que ya había leído y yo había oído, pero al leerlo de nuevo, ustedes saben cuando no se puede pestañar ante las palabras y al mismo tiempo dan ganas de cerrar los ojos… leyó el poema que era un diario y yo, bueno, me emocioné.
Una hora más tarde trataba de cambiar el litro (por uno más frio) en Las Cien Puertas, luego de hacer mala cara en Ex – Céntrico luego de encontrarlo colonizado por gente bastante extraña, es decir, diferente. En el pasaje había, como siempre en ese día fatídico de viernes, una fiesta afuera y adentro de cualquier lugar. Pude ver a Benvenuto y a Fernando Poyón y compartir con ellos parte del litro que Sandra, su amiga morena y yo compartíamos a boca de jarro. Todo hubiera seguido bien si nadie se hubiera movido pero llegó la Fortuna y el tiempo es tiempo y se larga.
Tres horas después estaba platicando con Cecilia Dougherty camino a casa en Ciudad Vieja, viendo las luces reflejadas de su auto en el asfalto y con otro litro providencial bajando a cada sorbo. Después de todo solo tenía una duda: Bukowski. Sus libros los ignoro. Me gusta mucho más la literatura francesa o las sopas latinoamericanas, pero ahí estaba el símbolo del Azar. Última lectura, último riesgo, un poema ardiente al oído, una amiga que me lleva a casa y un litro de cerveza mezclada con el olor profundo de la noche húmeda de Sacatepéquez.
Guatemala 26 de Julio
Café Sky, Antigua G.